viernes, 6 de abril de 2007

EL ENCUENTRO

Todavía recuerdo, el día que fue el primer encuentro entre par de personajes. La sensual chica en una mañana de sabadito en el verano del año pasado, se encontraba en una ropita que poco dejaba a la imaginación los ojos, no vayan a pensar mal, era realmente necesario por la actividad que llevaba a cabo y la temperatura que ya se presentaba a esa hora (por suerte de ella no paso nadie del circo local por ahí, que si noooooooooooooo!!!!!!!). se encontraba lavando su auto, de esos miniatura que muchos hemos tenido alguna vez, que parecen escarabajos, ella estaba subida en un mini banco de madera para poder alcanzar la parte alta del mismo, imaginen que sufrimiento para el banquito, yo creo que lo debió haber hecho miguel el carpintero su vecino, porque de otra forma no se como pudo haber aguantado tanto. Creo que el banquito de madera se sentía el atlas cargando al globo terráqueo.

Bueno en eso estaba, cuando subiendo por la calle de las delicias un auto negro escoltado por otros dos, uno por la parte posterior y otro por la retaguardia, ahí por la tienda de el papá de la calladita, vecina de la cuadra, en ese auto negro y lujoso iba nada mas ni nada menos el diputado Fernando Cifuentes, diputado por el distrito X, que días mas tardes se postularía para las elecciones locales, este iba con su actitud, de esas, que suelen llevar esas finas personas (alegre y cariñoso con la gente, no vaya ud a pensar otra cosa)

Cuando de repente al percatarse de tan inevitable vista, pidió a su chofer que detuviera su marcha, quedando ahí a media calle exactamente a la altura la casa de su comadre, y claro deteniendo el transitar de todos los carros. Este impactado y todavía incrédulo de lo que veía, bajo de su auto para acercase con ese porte que le caracteriza, con su cigarro en la mano, y bastón en el otro. La yuyu conocedora de sus cualidades, y vieja , digo conocedora de muchos años en el asunto del trato de hombres, hizo como que no lo vio, sin darle la menor importancia, y el letrado en leyes, acostumbra a que todo, dije todo se hacia o se lograba casi sin decir nada, con un pequeño movimiento de mano con su bastón a sus gentiles auxiliares, (así les diremos, porque guaruras se leería mal en esta historia) como a la velocidad de una centella, de esas que caen muy seguido allá en mardel, se acercaron ante la dama, para hacerle notar la presencia del licenciado y esta, tan hábil en esos asuntos, con un solo y delicado moviendo de su cara, miro aquel hombre que estaba detenido a mitad de la calle y con una sonrisa muy coqueta y dejando ver su diente metálico, cerro apenas unos cuantos centímetros si carnosos labios, y el licenciado empezó a sentir como si una corriente eléctrica recorriera su cuerpo y lo dejaba sin respiración, no sabia que lo había golpeado, pensó que era el que repartidor en su bicicleta, ese que reparte el pan en las tienditas de por acá, pero no, no fue eso, fue algo mas comestible y de mayor tamaño que ese alimento nutritivo que todos consumimos por las mañanas.

Unos cuantos minutos y unas cuantas recordadas maternas por parte de los automovilistas que se encontraban detenidos por culpa de este al ser impactado por la “espectacular belleza de la dios de la colonia, reaccionó y se acerco y con su voz segura y le dijo “señorita.. Soy Fernando Cifuentes su servidor”, y gracias a esas palabras la angelical niña (así le diremos en este párrafo) con movimientos delicados se bajo del banquito de madera, cual si fuera elefante de circo a media función. Con la sensualidad que la caracteriza le dijo ella… disculpe distinguido caballero ¿puedo servirle en algo?.. nunca lo hubiera dicho, el hombre sintió que angelicales voces habían impactado su cabeza como lanzacohetes, pero como no quería quedar como un chico quinceañero, mostró su seguridad y le pregunto con esa gran experiencia que tiene en estos asuntos…. ¿señorita es ud. artista de televisión o del cine? Es que creo haberla visto ahí, por primera vez la yuyu en su vida, sintió que se le caía su ropa interior a media calle de la emoción (dije sintió, pero no se le callo)


Después de cerrar la boca que se la había abierto como buzón de correo por esas lindas palabras, sonrió coqueta y aparentando cierta seguridad dijo… hay señor licenciado, ud me debe estar confundiendo, yo soy una chica (mmmm chica, bueno dejémoslo así), una chica que casi nunca sale de su barrio y por lo tanto debe ser a otra a la que ud se refiere.

El licenciado, al ver que había vencido la defensa de esa mujer (bueno al menos eso pensó) decidió jugar mejor e intentar llegar hasta la portería y le dijo con una gran seguridad….. pues no esta en la televisión porque no quiere, porque con su gran belleza y mis ilimitadas influencias, yo podría decirle a mi amigo balcarce de televisa que le ayude a entrar al medio.

Y claro, una de las mejores jugadas dio puntería en la portería de la chica, y casi sintiendo que se desplomaba, solo alcanzo a poner cara de corderito a punto de caer al precipicio … y pregunto, ¿ud, cree licenciado?. Este, al ver la reacción de la dama. Sintió que llegaba al medio tiempo con una ventaja de dos goles a cero. Fue entonces cuando la ahora feliz mujer decidido poner de por medio un poco de espacio y tiempo entre los dos, así como lo marca el manual de la mujer astuta.
¿Qué le parece licenciado si le dejo mi número telefónico para que me llame y buscar una mejor oportunidad para seguir charlando, pues la columna de autos que esta detenida llega a 5 calles casi hasta la casa de la panadería de lety, la que se caso con el chino y no creo que sea bueno estar así.

El Licenciado Cifuentes sacó del bolsillo de su fino saco, una pluma Monte blanco las que cuestan unos miles de pesos y usan grandes personalidades y señores adinerados, aunque algunos solo la usen de adorno, pues parecen doctores que al escribir no se les entiende nada. De manera muy atenta anotó el número telefónico de la chica como si estuviese anotando el número de la lotería que lo haría ganador de una gran fortuna.

No hay comentarios: